cerramos
Este 2017, como el cargadito a hacer bolsos, desarmarlos, hacer check in y check out.
Viajar
Comer ceviches y comiditas maravillosas en su lugar de origen, en esa ciudad bellísima y que decidí, que no iba a representar nada triste.
Internarse en las salitreras abandonadas y arrepentirme solo de una cosa hasta hoy: No haber hecho parapente.
Cruzar en bicicleta el puente de Pontocho de noche y no poder dar credibilidad a ese momento.
Correr la cortina de la habitación y que ese tremendo lago en la Patagonia me dejara varios minutos, sentada contemplando en silencio.
Andar a caballo después de muchos años, mojarme como nunca con la lluvia del sur y reirme como cabra chica al ver las ovejas correr.
Amar
El primer semestre.
El invierno que pasó y mucho.
Las canciones de Mon a todo pulmón en el auto, el Joshua Tree completito en vivo, Arcade Fire contra toda mala crítica y a pesar de que extravié varios de los tickets pa mi árbol navideño los sonidos quedarán guardaditos. Los discos de Hall & Oates y Barbra Streisand que compré como a 3 lucas en Tokio.
Los encuentros breves (porque viniste en un vuelo veloz y apenas te pude ver) y los abrazos largos.
Hacer videos lesos para nuevos programas de tv imaginarios, la nieve inesperada sobre la ciudad, las chinitas pequeñitas aprendiendo a patinar sobre hielo, lugares bonitos para comer, los sábados por las noches y las neo palabras de amor inventadas.
Llorar
Disimuladamente por las fotos que casi perdí cuando se me cayó el celu en un baño público en Beijing, hasta que los tres días guardado en arroz, me las trajeron de vuelta.
Cuando me despedí del panda.
Con los textos, fotos y canciones duplicadas, copiadas y pegadas sin ningún pudor y con tanta falta de querer.
Casi un mes completo porque iban a llegar los 40, cuando llegaron y porque no se irán.
El último noviembre y por traer la realidad que intuí y que al ponerse frente a mis ojos -confusa en un comienzo,irreversible finalmente- casi se me salieron de tanta claridad.
REarmar
En casi 365 días no me dieron llaves de la puerta mágica (la real y la de fantasía), ni le hicieron sitio en ninguna parte a mi mala suerte y pocas ganas de acertar. Además, mi coloriento corazón no se "ganó" ningún premio y no le tengo mucha fé a lo que se viene después del último Jedi.
Tampoco ganó mi candidata y veo con pesar los próximos 1.460 días y aún así vamos a meternos, trabajar y joder más.
Este 2017 quemamos todas las naves, hundimos los residuos y continuamos.
Agradecer humildemente (no es tan fácil) cada momento vivido -incluso el más penca y chanta (menos fácil aún)- posiblemente sin entender aún el tránsito de todo esto ni si llegarán las respuestas.
Este 2017 echamos detergente a la lavadora junto con la ropa sucia. Activamos el programa "normal" de la máquina,para que esté limpia y lista y así poder armar nuevos bolsos y maletas el 2018.
https://www.youtube.com/watch?v=fQAVhhsZEXk
Viajar
Comer ceviches y comiditas maravillosas en su lugar de origen, en esa ciudad bellísima y que decidí, que no iba a representar nada triste.
Internarse en las salitreras abandonadas y arrepentirme solo de una cosa hasta hoy: No haber hecho parapente.
Cruzar en bicicleta el puente de Pontocho de noche y no poder dar credibilidad a ese momento.
Correr la cortina de la habitación y que ese tremendo lago en la Patagonia me dejara varios minutos, sentada contemplando en silencio.
Andar a caballo después de muchos años, mojarme como nunca con la lluvia del sur y reirme como cabra chica al ver las ovejas correr.
Amar
El primer semestre.
El invierno que pasó y mucho.
Las canciones de Mon a todo pulmón en el auto, el Joshua Tree completito en vivo, Arcade Fire contra toda mala crítica y a pesar de que extravié varios de los tickets pa mi árbol navideño los sonidos quedarán guardaditos. Los discos de Hall & Oates y Barbra Streisand que compré como a 3 lucas en Tokio.
Los encuentros breves (porque viniste en un vuelo veloz y apenas te pude ver) y los abrazos largos.
Hacer videos lesos para nuevos programas de tv imaginarios, la nieve inesperada sobre la ciudad, las chinitas pequeñitas aprendiendo a patinar sobre hielo, lugares bonitos para comer, los sábados por las noches y las neo palabras de amor inventadas.
Llorar
Disimuladamente por las fotos que casi perdí cuando se me cayó el celu en un baño público en Beijing, hasta que los tres días guardado en arroz, me las trajeron de vuelta.
Cuando me despedí del panda.
Con los textos, fotos y canciones duplicadas, copiadas y pegadas sin ningún pudor y con tanta falta de querer.
Casi un mes completo porque iban a llegar los 40, cuando llegaron y porque no se irán.
El último noviembre y por traer la realidad que intuí y que al ponerse frente a mis ojos -confusa en un comienzo,irreversible finalmente- casi se me salieron de tanta claridad.
REarmar
En casi 365 días no me dieron llaves de la puerta mágica (la real y la de fantasía), ni le hicieron sitio en ninguna parte a mi mala suerte y pocas ganas de acertar. Además, mi coloriento corazón no se "ganó" ningún premio y no le tengo mucha fé a lo que se viene después del último Jedi.
Tampoco ganó mi candidata y veo con pesar los próximos 1.460 días y aún así vamos a meternos, trabajar y joder más.
Este 2017 quemamos todas las naves, hundimos los residuos y continuamos.
Agradecer humildemente (no es tan fácil) cada momento vivido -incluso el más penca y chanta (menos fácil aún)- posiblemente sin entender aún el tránsito de todo esto ni si llegarán las respuestas.
Este 2017 echamos detergente a la lavadora junto con la ropa sucia. Activamos el programa "normal" de la máquina,para que esté limpia y lista y así poder armar nuevos bolsos y maletas el 2018.
https://www.youtube.com/watch?v=fQAVhhsZEXk